Andreia Matias, fadista garrida para um fado esplêndido
Concertos - Outubro 30, 2016
En la 6º Festa del Fado de Gijón, la Asociación de Amigos del Fado de Asturias (AAFA) ha tirado la casa por la ventana.
Por un lado tuvo lugar, días atrás, la inauguración de su centro social, que exhibe en su exterior un graffiti muy bonito lleno de brillantes escenas de la casticidad lisboeta, para contener un salón social con motivos decorativos del mundo del fado, una pequeña biblioteca-CDteca-videoteca, que permitirá organizar actos relacionados con la cultura portuguesa en general y el fado en particular.
Además el viernes celebró una cena fadista, de unos cuarenta forofos, en el restaurante portugués Celia Pinto, de Oviedo, con los fadistas invitados, que repitieron el sábado con otra cena en el Asador Casa Pepe de Gijón, para setenta participantes. Y, naturalmente el acto estrella de la Festa, fue una velada fadista en el estupendo salón de actos municipal de Gijón-Sur, con más de doscientos personas, inicialmente espectadores, que acabaron por ser – como tan propio del auténtico fado – participantes y co-protagonistas, con los músicos y la fadista sin micrófonos, entre palmas, tarareos y participación de todos.
Andreia Matias, una joven fadista de la Estemadura portuguesa, de Torres Vedras, fue la estrella principal de la tarde. Vestida con un traje largo vermejo, con una gran flor también roja en el cabello y el típico “xaile” (chal) negro de encaje, demostró ser un torbellino de mujer, con una voz fuerte, potente, clara y rotunda que canta un fado castizo, lleno de brillo, autenticidad y alegría; sí, alegría, para los que piensan que el fado es solo triste. Diría que es una fadista garrida, si entendemos por tal lo que nos dice el diccionario de la RAE: ”lozana y bien parecida”, “elegante” y “galana” – que equivale a “bien adornada y con ánimo de agradar”. Cantó una veintena de fados castizos o fados-canción con mucho estilo y personalidad propios; nada de baladas amorfas, fados auténticos, con la voz, el garbo y el dominio del escenario de una gran artista, que es, y el carácter resolutivo de una mujer y madre dispuesta, capaz de ponerse el mundo por montera. Y todo con una simpatía arrolladora.
Los músicos - Pedro Ferreira, de Lisboa, y Eduardo Lemos, de una población también cercana a Torres Vedras, llamada Bombarral – hicieron dos guitarradas; una al inicio, con el trema “Meditando” de Armandinho y otra en la mitad del espectáculo con “Variações em Re Menor” de Fontes Rocha, que fueron – sobre todo la segunda – apoteósicas.
Otro detalle destacable, que no habíamos visto nunca, fue el dúo cantado en dos tonos entre Andreia y Eduardo Lemos del tema lisboeta “Novo fado da Severa” con el de canción “Coimbra, menina y moça”; una preciosidad.
En la cena del sábado, además de los fadistas profesionales, cantó José Carvalho, ya conocido fadista-amador natural de Portugal y vecino de Gijón tres estupendos temas; e incluso otra aficionada, Patricia, se atrevió, con los titubeos de los comienzos, con un fado Triplicado, que es difícil por su aire rápido y letra muy alargada, y que resolvió con la dignidad suficiente como para esperar que siga atreviéndose en lo sucesivo.
En fin todo un acontecimiento. El fado “aconteció” de una manera esplendorosa, brillante y memorable.
Ángel García Prieto
Andreia Matias, una joven fadista de la Estemadura portuguesa, de Torres Vedras, fue la estrella principal de la tarde. Vestida con un traje largo vermejo, con una gran flor también roja en el cabello y el típico “xaile” (chal) negro de encaje, demostró ser un torbellino de mujer, con una voz fuerte, potente, clara y rotunda que canta un fado castizo, lleno de brillo, autenticidad y alegría; sí, alegría, para los que piensan que el fado es solo triste. Diría que es una fadista garrida, si entendemos por tal lo que nos dice el diccionario de la RAE: ”lozana y bien parecida”, “elegante” y “galana” – que equivale a “bien adornada y con ánimo de agradar”. Cantó una veintena de fados castizos o fados-canción con mucho estilo y personalidad propios; nada de baladas amorfas, fados auténticos, con la voz, el garbo y el dominio del escenario de una gran artista, que es, y el carácter resolutivo de una mujer y madre dispuesta, capaz de ponerse el mundo por montera. Y todo con una simpatía arrolladora.
Los músicos - Pedro Ferreira, de Lisboa, y Eduardo Lemos, de una población también cercana a Torres Vedras, llamada Bombarral – hicieron dos guitarradas; una al inicio, con el trema “Meditando” de Armandinho y otra en la mitad del espectáculo con “Variações em Re Menor” de Fontes Rocha, que fueron – sobre todo la segunda – apoteósicas.
Otro detalle destacable, que no habíamos visto nunca, fue el dúo cantado en dos tonos entre Andreia y Eduardo Lemos del tema lisboeta “Novo fado da Severa” con el de canción “Coimbra, menina y moça”; una preciosidad.
En la cena del sábado, además de los fadistas profesionales, cantó José Carvalho, ya conocido fadista-amador natural de Portugal y vecino de Gijón tres estupendos temas; e incluso otra aficionada, Patricia, se atrevió, con los titubeos de los comienzos, con un fado Triplicado, que es difícil por su aire rápido y letra muy alargada, y que resolvió con la dignidad suficiente como para esperar que siga atreviéndose en lo sucesivo.
En fin todo un acontecimiento. El fado “aconteció” de una manera esplendorosa, brillante y memorable.
Ángel García Prieto
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