Cuca Roseta e as suas baladas de fado
Concerts - Outubro 19, 2013
Cuca Roseta es la tercera psicóloga que conozco en el mundo profesional
de los ámbitos del fado, las otras son Joana Costa y Claudia Madur que en la
semana pasada cantó en Gijón.
Teatro Filarmonica - Gijón - 18.10.2013
Por cierto que compaginan su dedicación a la salud mental en la gran ciudad de Porto con el fado en ambientes portugueses y en escenarios internacionales. Por seguir en esta veta anecdótica de las profesiones sanitarias, se pueden citar también a Katia Guerreiro, que es médico oftalmóloga en Lisboa y fadista de primer nivel en el mundo y a Inês Villa-Lobos, farmacéutica alentejana que trabaja en Montemor-o-Novo, vive en Évora y tiene apariciones esporádicas en la interpretación del fado. E incluso a la gran, la enorme, Aldina Duarte – sin actuaciones en Asturias, a ver si viene – que años atrás trabajó en un centro de atención a niños con parálisis cerebral.
Cuca Roseta comenzó en un coro parroquial de Estoril y hace no mucho llegó cantar ante el Papa Benedicto XVI en su visita a Fátima. Por medio tuvo sus comienzos en una banda de pop llamada Taronja y luego pasó al prestigioso Clube do Fado en Alfama, grabó 2 CD de éxito y tuvo actuaciones en todo Portugal y en numerosos países. El viernes en un teatro Filarmónica otra vez lleno, Cuca Roseta encandiló al público con una voz preciosa y una bella figura sobre el escenario, sin vestido tradicional de fado, porque realmente no cantó ningún fado tradicional.
En sus palabras y en su repertorio estuvo muy presente la palabra “fado”, pero lo que cantó fueron marchas lisboetas y baladas afadistadas. Desde luego a mi no me pareció vivir ninguno de los que se llaman fado-fado, fado castiço, fado-a-sério, fado tradicional, fado classico, fado rigoroso, fado autêntico; es decir, los constituidos por armonías simples en acordes de tónica-dominante, con o sin acorde subdominante, o en dos tonos, que se repiten en el fin de cada estrofa, con vocalizaciones claras y sencillas de versos en quadras, quintilhas, sextilhas o décimas, en los que los músicos no sólo acompañan sino que dialogan con la voz. De aquellos otros cuyos límites no están tan bien definidos y se denominan fados-canção (fados-canción), sí que cantó varios, como A rua do capelao, Lágrima, María Lisboa, Foi Deus, tan conocidos en el repertorio de Amália Rodrigues. Pero los versionó en baladas muy bonitas, melosas, a veces con aires brasileiros que evocaban a João Gilberto o a Caetano Veloso.
En fin, cantó muy bien y con una voz muy bonita y potente, músicas emotivas expresadas con versos en portugués, con aire afadistado y con raíces de fado, pero – para mí – no cantó fados. Ni uno. Si que hicieron fado fado, aunque no sólo, los músicos en una guitarrada de Variaçoes, que como ocurre siempre, fueron respondidos con unos larguísimos aplausos.Ángel García Prieto
Por cierto que compaginan su dedicación a la salud mental en la gran ciudad de Porto con el fado en ambientes portugueses y en escenarios internacionales. Por seguir en esta veta anecdótica de las profesiones sanitarias, se pueden citar también a Katia Guerreiro, que es médico oftalmóloga en Lisboa y fadista de primer nivel en el mundo y a Inês Villa-Lobos, farmacéutica alentejana que trabaja en Montemor-o-Novo, vive en Évora y tiene apariciones esporádicas en la interpretación del fado. E incluso a la gran, la enorme, Aldina Duarte – sin actuaciones en Asturias, a ver si viene – que años atrás trabajó en un centro de atención a niños con parálisis cerebral.
Cuca Roseta comenzó en un coro parroquial de Estoril y hace no mucho llegó cantar ante el Papa Benedicto XVI en su visita a Fátima. Por medio tuvo sus comienzos en una banda de pop llamada Taronja y luego pasó al prestigioso Clube do Fado en Alfama, grabó 2 CD de éxito y tuvo actuaciones en todo Portugal y en numerosos países. El viernes en un teatro Filarmónica otra vez lleno, Cuca Roseta encandiló al público con una voz preciosa y una bella figura sobre el escenario, sin vestido tradicional de fado, porque realmente no cantó ningún fado tradicional.
En sus palabras y en su repertorio estuvo muy presente la palabra “fado”, pero lo que cantó fueron marchas lisboetas y baladas afadistadas. Desde luego a mi no me pareció vivir ninguno de los que se llaman fado-fado, fado castiço, fado-a-sério, fado tradicional, fado classico, fado rigoroso, fado autêntico; es decir, los constituidos por armonías simples en acordes de tónica-dominante, con o sin acorde subdominante, o en dos tonos, que se repiten en el fin de cada estrofa, con vocalizaciones claras y sencillas de versos en quadras, quintilhas, sextilhas o décimas, en los que los músicos no sólo acompañan sino que dialogan con la voz. De aquellos otros cuyos límites no están tan bien definidos y se denominan fados-canção (fados-canción), sí que cantó varios, como A rua do capelao, Lágrima, María Lisboa, Foi Deus, tan conocidos en el repertorio de Amália Rodrigues. Pero los versionó en baladas muy bonitas, melosas, a veces con aires brasileiros que evocaban a João Gilberto o a Caetano Veloso.
En fin, cantó muy bien y con una voz muy bonita y potente, músicas emotivas expresadas con versos en portugués, con aire afadistado y con raíces de fado, pero – para mí – no cantó fados. Ni uno. Si que hicieron fado fado, aunque no sólo, los músicos en una guitarrada de Variaçoes, que como ocurre siempre, fueron respondidos con unos larguísimos aplausos.Ángel García Prieto
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