Luísa Rocha, o sereno desfrutar do fado rigoroso
Concertos - Novembro 27, 2016
Esto nos lo contó hace tres días en el diario La Nueva España y en los titulares dijo que de niña “se lo recetaron, para que asentará la cabeza”. Y de verdad la asentó con un fado maduro, hecho con estilo y con todo respeto a la tradición fadista; aprendió en vivo de maestros como pueden ser Alexandra o António Rocha, “o rei do Fado Menor”, en el Museu do Fado de Lisboa, o de Ercilia Costa en el cine, y luego en la vida fadista de las más prestigiosas casas de Fado, como Marquês da Sé, Casa de Linhares o Clube do Fado. Es pues una fadista lisboeta que cultiva un talante clásico, con una consagrada joven madurez.
Su voz es clara y bonita; pronuncia y silabea los versos con la cadencia que marca el corazón; su figura, estilo y movimiento en el escenario también se hacen Fado (aunque su vestido era muy poético, la verdad) y a la vez sabe comunicarse y animar al público… En fin, hace ciertos esos versos: “el Fado tiene no sé qué/ que prende la vida de la gente/ un nada que no se ve / un todo que la gente siente”, como dice una letra antológica. El Fado apasiona, seduce, da más de lo que puedas esperar, te hace llorar o reír, explica el amor o el fracaso, el bien y su ausencia, encandila, arrebata, estremece… Esto es lo que ha pasado en el Filarmónica el sábado, como por otra parte también ocurrió en casi todos las noches de fados de los ya siete ciclos que ha habido de Divas del Fado en el filarmónica de Oviedo.
Y de esta feliz situación también son artífices los músicos – Gilherme Banza, Rogerio Ferreira y Frederico Gato, los tres de primer nivel -, pues la guitarra portuguesa es co-protagonista con la voz y dialoga con ella, a la vez que la viola de fado acompaña y el bajo marca el ritmo, también armonizan y enriquecen la melodía. En mitad de la velada hicieron una guitarrada, con mucho punteo de la guitarra portuguesa, versionando con cierta novedad unas “Variações” estupendas.
Tuvimos la suerte de vivir un Fado muy gozoso, diría que con preponderancia del Fado alegre (sí, alegre, alegre; que conste que hay fado alegre), y así fueron los Fados castizos “Isabel”, Alfacinha”, “Lopes”, los fados-canción “Teu nome é Maria”, “Olhos garotos”, “Cheira a Lisboa” o la marcha ”Lisboa garrida”. Hubo fados no tan alegres, pero imponentes como el “Dois tons”. Hubo estrenos, con autor del Fado en el escenario, como el de Gilherme Banza, hubo la excelente guitarrada poco habitual, que hemos citado… En fin, otra maravilla del ciclo Divas del Fado, para recordar y para esperar que vuelva.
Su voz es clara y bonita; pronuncia y silabea los versos con la cadencia que marca el corazón; su figura, estilo y movimiento en el escenario también se hacen Fado (aunque su vestido era muy poético, la verdad) y a la vez sabe comunicarse y animar al público… En fin, hace ciertos esos versos: “el Fado tiene no sé qué/ que prende la vida de la gente/ un nada que no se ve / un todo que la gente siente”, como dice una letra antológica. El Fado apasiona, seduce, da más de lo que puedas esperar, te hace llorar o reír, explica el amor o el fracaso, el bien y su ausencia, encandila, arrebata, estremece… Esto es lo que ha pasado en el Filarmónica el sábado, como por otra parte también ocurrió en casi todos las noches de fados de los ya siete ciclos que ha habido de Divas del Fado en el filarmónica de Oviedo.
Y de esta feliz situación también son artífices los músicos – Gilherme Banza, Rogerio Ferreira y Frederico Gato, los tres de primer nivel -, pues la guitarra portuguesa es co-protagonista con la voz y dialoga con ella, a la vez que la viola de fado acompaña y el bajo marca el ritmo, también armonizan y enriquecen la melodía. En mitad de la velada hicieron una guitarrada, con mucho punteo de la guitarra portuguesa, versionando con cierta novedad unas “Variações” estupendas.
Tuvimos la suerte de vivir un Fado muy gozoso, diría que con preponderancia del Fado alegre (sí, alegre, alegre; que conste que hay fado alegre), y así fueron los Fados castizos “Isabel”, Alfacinha”, “Lopes”, los fados-canción “Teu nome é Maria”, “Olhos garotos”, “Cheira a Lisboa” o la marcha ”Lisboa garrida”. Hubo fados no tan alegres, pero imponentes como el “Dois tons”. Hubo estrenos, con autor del Fado en el escenario, como el de Gilherme Banza, hubo la excelente guitarrada poco habitual, que hemos citado… En fin, otra maravilla del ciclo Divas del Fado, para recordar y para esperar que vuelva.
Ángel García Prieto
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