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Diana Vilarinho em noite de estreia entre fados e juventude

Concertos - Outubro 22, 2017
De Diana Vilarinho no tenemos demasiados datos, porque su edad es todavía muy corta, no llega a los veinte años.

Desde luego ganó la final de la Noite de Fados del Teatro São Luiz de Lisboa de 2008, cuando era todavía una niña. Viene de Miratejo una población pequeña de Almada, junto a Alfeite, la base Naval de la Marinha portuguesa y junto a la monumental imagen del Corazón de Jesús, que está frente a Lisboa, en la orilla izquierda del Tejo. Entonces, cuando ganó ese primer premio, quería llegar a cantar fado y ser psicóloga infantil, decía en una entrevista. Su primera meta ya la está llevando a cabo con éxito y mucha presencia en casas de fado lisboetas, en la Radiotelevisión Portuguesa, en el Casino de Estoril y en varias actuaciones en otros lugares de Portugal; y desde luego a ser psicóloga todavía no le ha dado tiempo, además ha cambiado de interés y ahora estudia económicas. Pero en todo caso es una precoz fadista muy a tener en cuenta. Y el hecho de que venga a sustituir a la Maria Emília, ya consagrada fadista que estaba prevista en el Filarmónica y no ha podido hacerlo por enfermedad, es un dato patente de una buena carrera artística.

Los fados que hemos vivido el sábado en el teatro ovetense, nos llevaron a una Diana Vilarinho que demuestra con su casi inicial juventud una capacidad notable para vivir e interpretar esta poesía musicada portuguesa. Tiene una cálida y bonita voz - quizá grita más de lo deseable - su expresividad es muy elocuente para el fado y transmite la emoción que lleva dentro. Con esas cualidades fue desgranando un repertorio de fados castizos y fados canción, muy conocidos, para demostrar su notable capacidad para hacer un fado a la vez del todo clásico, con una buena manera de silabear los versos y modular la melodía. Fados como el ”Pechincha”, “Velha Tendinha”, “Tamanquinhas”, “Lisboa, “Mocita dos caracois” y otros varios, casi siempre alegres y movidos; quizá se echó en falta alguno más sentido y profundo, como el ”Menor”, “Meia-noite”, “Cravo” o similares de esa primera o segunda generación de fados castizos. 

Los músicos hicieron una guitarrada en la mitad de la velada, con “Variaçoes em Ré”, que fueron, como suele ser habitual, lo más aplaudido de la noche. Marino de Freitas es de Funchal (Madeira) y se incorporó al fado, tras una carrera musical ya hecha en otros ambientes, en 2004 y pasa por ser uno de los viola baixos mejores que actúan con los fadistas de alto nivel; Carlos Manuel Proença, lisboeta, es otro de los grandes de de la viola de fado, lleva años en el copo de esta actividad artística y es hijo de una fadista también de primera fila, Maria Amélia Proença, que ya era famosa en los años setenta del siglo pasado. Sandro Costa es hijo y hermano de otros guitarristas y lleva en el fado unos veinte años con gran actividad en Lisboa, Portugal y en el extranjero.
En fin, aunque no vino las esperada Maria Emília por una enfermedad, su jovencísima sustituta estuvo a la altura de las circunstancias, dio un paso en su carrera y los músicos demostraron ser estupendos.
Ángel Garcia Prieto


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