O fado intenso de Gisela João
Concertos - Março 10, 2013
Nacida en Barcelos, en el corazón de la región del Miño, Gisela João
vivió hasta hace un par de años en Oporto hasta que se traslado a
Lisboa donde cada noche canta fados castizos y apasionados, estupendos,
en la muy prestigiosa casa de fados Sr. Vinho, en el barrio de Lapa.
Con sus veintinueve años ya es madura, fuerte, poderosa, convincente; canta un fado castizo, cabal y redondo, con voz clara y bien modulada y con el temperamento que sabe conjugar a la perfección los versos y los espacios melódicos. Gisela hasta no hace mucho, en el mundo fadista lisboeta, “era a miúda do Norte que ninguém conhecia” (“la chiquilla del norte que nadie conocía”) y ahora es una fadista como la copa de un pino, que muchos, muchos quieren oír. Y que en Gijón, este fin de semana pasado, hemos tenido la suerte ver escuchar y acompañar.
Y a Gijón trajo su repertorio clásico, hecho de fados como el “Triplicado”, el “Cansaço” o “Quando os outros te batem beijo-te eu”, a los que sabe dar un aire muy personal, lleno de sabor tradicional y de cercanía; lo mismo que ocurre con los fados-canción como “O meu amigo esta longe”. E incluso al cantar popular, género al que es capaz de dar un chispeante brillo y alegría, como en el “Bailarico Saloio” de la región de Estremadura. Gisela canta y vive esa realidad que ella sintetiza con la frase”o fado não é triste, é intenso”. Intenso y apasionado; envolvente, para compartir. Gisela canta mucha poesía con los sentimientos de su corazón, para luego acariciarlos con sus gestos y acurrucarlos en su chal negro, como una fadista de raza.
En la cena del viernes con los Amigos del Fado de Asturias, Gisela sólo se dejó escuchar en dos fados, reservándose para el concierto en el Jovellanos, pero el ambiente continuó con los músicos y la presencia José Carvalho, un aficionado portugués que vive en Gijón, del que ya son conocidos su poderosa voz y su apasionado canto. Además los músicos que vinieron con ella, Ricardo Parreira, Rogério Ferreira y Francisco Gaspar, con la guitarra portuguesa, la viola de fado y la viola baixo, respectivamente, estuvieron a su nivel en los fados y en las guitarradas de Variações, que entusiasmaron a un público entregado desde el principio, para tararear, acompañar con palmas, aplaudir y vitorear a la cantante y los guitarristas.
En definitiva, fado para recordar, para esperar con saudade que vuelva en verano. Ángel García Prieto
Y a Gijón trajo su repertorio clásico, hecho de fados como el “Triplicado”, el “Cansaço” o “Quando os outros te batem beijo-te eu”, a los que sabe dar un aire muy personal, lleno de sabor tradicional y de cercanía; lo mismo que ocurre con los fados-canción como “O meu amigo esta longe”. E incluso al cantar popular, género al que es capaz de dar un chispeante brillo y alegría, como en el “Bailarico Saloio” de la región de Estremadura. Gisela canta y vive esa realidad que ella sintetiza con la frase”o fado não é triste, é intenso”. Intenso y apasionado; envolvente, para compartir. Gisela canta mucha poesía con los sentimientos de su corazón, para luego acariciarlos con sus gestos y acurrucarlos en su chal negro, como una fadista de raza.
En la cena del viernes con los Amigos del Fado de Asturias, Gisela sólo se dejó escuchar en dos fados, reservándose para el concierto en el Jovellanos, pero el ambiente continuó con los músicos y la presencia José Carvalho, un aficionado portugués que vive en Gijón, del que ya son conocidos su poderosa voz y su apasionado canto. Además los músicos que vinieron con ella, Ricardo Parreira, Rogério Ferreira y Francisco Gaspar, con la guitarra portuguesa, la viola de fado y la viola baixo, respectivamente, estuvieron a su nivel en los fados y en las guitarradas de Variações, que entusiasmaron a un público entregado desde el principio, para tararear, acompañar con palmas, aplaudir y vitorear a la cantante y los guitarristas.
En definitiva, fado para recordar, para esperar con saudade que vuelva en verano. Ángel García Prieto
Artigos Relacionados
Comentar
